La peor de las pesadillas imaginables se ha hecho realidad. La selección de lo que queda del Imperio español ha ganado un mundial. El tiempo retrocede y los nacionales vuelven a salir a las calles. Vascos sin conciencia de nación, obreros sin conciencia de clase, burguesía vasco-española, inmigrantes ibéricos ejerciendo de colonos o inmigrantes del mundo que no perciben que viven en Euskalherria han salido a pasear con júbilo la rojigualda bandera del fascio.
El fútbol solo es un deporte y renegar de él tachándolo de ser el opio del pueblo es una actitud facilona, progre en el peor sentido y dogmática. Despreciar a las masas que lo siguen es entregarlas a las manos de la reacción. El opinador de Gara, Fede de los Rios, es un ejemplo de prepotencia y desprecio a las masas. El día de la maldita final Fede escribía:
“Cuando los héroes de los niños corren tras un balón y por eso son héroes, no es de extrañar que la inteligencia, esa capacidad de diseñar estrategias para la resolución de problemas, véase cada día más disminuida entre la especie humana.”
Quizás los niños de Fede en vez de hacer la colección de cromos y mirar como héroes a los futbolistas, leen El Capital y admiran a Lenin por el éxito bolchevique (¡ja!). La realidad es que los niños buscan ídolos y los adultos sobreviven. La masa curra, come, caga, folla, paga la hipoteca y ve la tele. Y la tele nos bombardea con la heroicidad de los futbolistas y las chorradas de Belén Esteban. Los niños que han vivido este mundial están marcados a fuego para el resto de sus vidas por la gloria de España. Algunos lo superaran pero la mayoría no, ¿y tu que vas a hacer Fede? ¿Tratar de convencerles a través de artículos donde les desprecies como basurilla?
La arrogante izquierda se permite despreciar a las masas y por eso las masas la desprecian. Se desprecia incluso a quien tiene instinto de clase obrera y de nación vasca por absurdos prejuicios anti-futboleros. El día del partido del Mallorca en el fondo norte de San Mamés se desplegó un banderón gigante por la repatriación de los presos. Al día siguiente Gara escribía como se había visto una pancarta pidiendo que el Mallorca pagase su deuda por Aduriz.
Tratando de ser objetivos podemos afirmar que la exhibición de españolismo en el Botxo , comparada a la mayoría de ciudades del estado, es anecdótica. Sin embargo la capacidad de este españolismo de mostrarse como algo moderno y heroico ha de ser contrarrestado con cosas mejores que arrogantes artículos de opinión. No aprendimos en la Eurocopa. A ver si aprendemos del Mundial y en vez de despreciar los instintos de las masas los trabajamos.
Corresponsal de Unaikistan en Afganistán.
Extraido de http://unaikistan.blogspot.com/
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